Mostrando entradas con la etiqueta soledad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta soledad. Mostrar todas las entradas

martes, 27 de febrero de 2018

INCLUIR NO ES INTEGRAR. ALGUNAS IDEAS DEL FORO EUROPEO DE ROMA SOBRE EL EXTRANJERO




Las migraciones han sido frecuentes y necesarias para la humanidad desde la antigüedad, sin embargo las que se registran desde principios del siglo XXI no tienen precedentes. Las migraciones internacionales se han globalizado. Mientras que entre 1750 y 1950 unos setenta millones de personas abandonaron Europa hacia América en busca de una vida mejor, en la actualidad cerca de doscientos cincuenta y ocho millones de personas viven fuera de su país, un cincuenta por ciento más que en el año 2000.
En el reciente Foro Europeo de Psicoanálisis (1), organizado por la Eurofederación de Psicoanálisis y celebrado en Roma, Lo straniero, el psicoanalista Antonio Di Ciaccia empezó  leyendo una carta del Presidente del Parlamento Europeo que situaba la emigración como un fenómeno global muy complejo, y un tema fundamental del trabajo parlamentario.
Varios ponentes, entre ellos Linda Lanzillotta, vicepresidenta del Senado italiano, coincidieron en la idea de no situar el fenómeno de la emigración como una emergencia: es un fenómeno estructural consecuencia de la globalización y de las desigualdades que esta última ha creado, o acentuado, tanto en Occidente como en otras partes del mundo. 
Por otro lado, estos grandes movimientos migratorios escriben la historia, según Jacques Lacan. Antonio Di Ciaccia recordó que para este último la historia no la escriben los vencedores, como se suele decir, sino que “es una fuga en la que solo cuentan los éxodos” (2), los desplazados, los deportados.
El periodista Marco Damiliano, señaló el éxodo como un topos del que nace la revolución democrática, desde que los judíos huyeron de Egipto con Moisés. 
Sin embargo, en la actualidad los fenómenos migratorios se han entrelazado con otros dos fenómenos complejos lo que produce una mayor fragilización de la situación: 1. La crisis económica y financiera; 2. La no-integración en muchos casos de las segundas y terceras generaciones de los emigrantes. Esto ha acentuado  la visión de los emigrantes como personas que pueden complicar aún más la situación, ya sea ahora o en el futuro.
El psicoanalista Miquel Bassols hizo referencia al libro Extraños llamando a la puerta (2015), de Zygmunt Bauman y citó que los extranjeros no están fuera sino dentro del barco que llamamos “humanidad”. El extranjero es solo aquel que habla una lengua que no entiendo, el bárbaro, palabra que deriva del griego:  bar bar era cómo le sonaba al griego ático la manera de hablar de los extranjeros. Así, “bárbaro” se refiere a lo que no entiendo de la lengua del otro. Y cuando no se entiende al otro, señaló, hace falta una conversación decidida.
¿Qué mayor aliento para ello, me parece, que recordar como hizo la psicoanalista Lilia Mahjoub, presidenta de la NLS,  que al nacer somos acogidos como extranjeros por un Otro cuya lengua no hablamos? ¿Qué seria de nosotros sin esa acogida?
Miquel Bassols se preguntó sobre cómo conversar con el otro. Si Kant decía que había que ponerse en su lugar, lo que sería una solución identificatoria, él recordó que  Jacques-Alain Miller plantea que no se trata de eso sino de poner al otro en su lugar de sujeto lo que es distinto que identificarse con el otro. 
Antonio Di Ciaccia señaló que el/lo extranjero introduce una desestabilización en la comunidad, en tanto causa su angustia, la divide. Del mismo modo, lo hace lo extranjero que vive en nosotros, el inconsciente, el síntoma y sus manifestaciones.
Entonces no solo hace falta hablar al extranjero que llega de fuera, como señaló Miquel Bassols, sino también, como él mismo señaló, a ese extranjero, ese bárbaro que habita en cada uno de nosotros. Pero, ¿cómo hacer que el otro converse con el Otro que hay en él?
Antonio Cohen, parlamentario europeo, contrapuso el par hospitalidad- hostilidad en relación a los extranjeros. 
Podríamos quizás, se me ocurre, pensarlo desde el par inclusión-exclusión. La hospitalidad incluye al otro pero no le obliga a integrarse. A veces, pensamos “incluir” como “integrar” y si el otro no se integra, consideramos que se auto-excluye. Pero no es lo mismo: el otro puede decidir no integrarse o, incluso, auto-excluirse, pero nosotros somos responsables de no incluirlo. Y no es lo mismo incluir que obligar a integrarse. En todo caso, es una diferenciación en la que no había reparado antes y me parece ahora algo interesante. 
Me resultó muy orientadora a este respecto la idea del psicoanalista Éric Laurent de que los extranjeros vienen a participar de nuestro modo de vida, no de nuestra identidad. 
Entonces, se trata para nosotros de cómo incluir en nuestra vida a quienes no se integran en nuestro “nosotros” sino que tienen un “nosotros” propio.
Por otro lado, Éric Laurent también señaló la necesidad de escuchar a estos otros que ya están con nosotros. Ellos quieren ser escuchados.
Mientras que la plaza pública era antes un lugar de encuentro e intercambio, en la actualidad las plazas quedan desiertas por la presencia de emigrantes que viven o pasan su tiempo en ellas. Esto acrecienta la soledad, que es un signo de nuestra época.
Francesco Lorenzoni, profesor, promotor de Ius Soli (Derecho al suelo) señaló que cuando no conocemos la historia del otro tenemos miedo. Estamos en un mundo con cada vez menos relatos. El arte de narrar es el arte de convivir.
Los problemas empiezan cuando nos negamos al encuentro, cuando renunciamos a relacionarnos con los otros, cuando solo podemos percibirlos como un problema, en lugar de cómo una novedad y una riqueza. 
Excluir al que viene de afuera crea delincuencia como testimonia el nacimiento del gansterismo en EE. UU en los años 20 del siglo pasado. Es la necesidad de sobrevivir lo que empuja a la persona a la marginalidad, convirtiéndola en enemiga.
Los fenómenos migratorios no van a parar. Y hemos de poder pensar al extranjero no como un enemigo sino como un huésped que viene a hacer algo positivo, con el que hay que construir algo nuevo, porque vamos hacia una sociedad distinta caracterizada por un mestizaje global.
El jurista Luigi Ferrajoli señaló que no son los extranjeros los que dañan nuestra democracia sino las ideologías y partidos xenófobos. Durante cuatro siglos Occidente ha invadido el mundo en nombre de la “libertad de emigrar” o el “derecho a emigrar”, pero cuando esto ha dado un vuelco y hemos pasado de emigrar a recibir la inmigración la cuestión ha devenido un delito. No se puede penalizar a una persona por lo que es, solo por lo que hace. Penalizar por la identidad es una ley racista. 
Estábamos acostumbrados a pensar que, después de los totalitarismos del siglo XX la democracia no tenía vuelta atrás. Por primera vez había una Europa sin fronteras sin muros ni alambradas. Pero eso ha vuelto. En Europa ya hay al menos cinco muros construidos o en construcción. En el siglo XXI no hay que dar por sentada la democracia.
Por otro lado que los fascismos hayan muerto no quiere decir que los genocidios no sigan su curso, señaló Éric Laurent. 
Monseñor Guerino di Tora, presidente Fondazione Migrantes e Commisione episcopale Cei per le migrazioni, testimonió de que habían preguntado a la madre de un emigrante muerto en el Mediterráneo cómo era para una madre enviar a su hijo a las olas del mar. Ella respondió: “Las olas del mar son más seguras que esta tierra de muerte”. 
Varios países de África están asolados no solo por conflictos y matanzas sino también por la sequía, la expansión del desierto del Sahara.
Los emigrantes africanos atraviesan su continente a veces durante más de diez años para llegar a Europa sufriendo no solo todo tipo de calamidades, sino todo tipo de violencias y torturas en especial cuando llegan a Libia, de lo que hubo en el foro testimonios gráficos y orales aterradores. 
Éric Laurent recordó las palabras del papa Francisco en más de una ocasión denunciando que África sea para muchos un objeto de goce. Los escándalos que de tanto saltan a la luz pública, por parte incluso en ocasiones de personal de los organismos humanitarios, no deja la menor duda.
Decenas de miles de emigrantes han perecido en el Mediterráneo tratando de alcanzar Europa. El Dr. Pietro Bartolo,  médico en Lampedusa desde hace más de veinte años, nos explicó cómo poner nombre  a cada cadáver es un intento de devolverle su humanidad. Se trata de que no queden reducidos a un número. 
El nombre da un lugar en el mundo. Cuanto más se reduce la política a la contabilidad, más se espera un mundo de segregación y violencia.
Sin embargo, aquellos que sobreviven a la travesía marítima llegan a Lampedusa sin saber que, como la llamó el periodista Marco Damilano, es una “isla de no-llegada” y que muchos no podrán avanzar más.
El psicoanalista Enric Berenguer, presidente de la ELP,  habló de cómo las olas emigratorias basadas en la libertad de emigración llevaron a los españoles, y también a otros europeos, a América, no solo en el momento del llamado Descubrimiento (que es solo, aclaro, el descubrimiento para los europeos) sino después, a lo largo de más de cuatro siglos, como algo natural. Sin embargo, ahora el vuelco, como ya había señalado  Luigi Ferrajoli, no se considera igual.
También señaló que el término extranjero no se refiere solo a los que vienen de otro país o no hablan la misma lengua. Así, el 7 de abril en Barcelona celebraremos un foro dedicado esta vez a otro tipo de extranjero absolutamente contemporáneo, como es el autista. Será el Foro Internacional “Después de la infancia, autismo y política” (3). 
No quiero finalizar sin referir algunas de las palabras que Éric Laurent dijo al inicio del Foro en homenaje a Judith Miller. Empezó señalando también su lugar de un cierto afuera en relación a los analistas en tanto no-analista. Pero Lacan había dado a la figura de no-analista un lugar explícito en el momento de la fundación de su Escuela en 1964, en cuanto que de lo que se trata en esta última es del discurso analítico mismo. De ahí el lugar que él dio al grupo de jóvenes que se acercaban, entre los que se contaba Judith, por aquel entonces joven filósofa comprometida en política.
La figura del no-analista ha evolucionado desde entonces. 
Judith Miller, presidenta del Campo freudiano, se consagró a la fundación de redes que permitían extender el discurso analítico  para poder ir más allá del discurso imperante.
Así, recordó que en cuando Judith inauguró la Red del Forum Cereda, leyó el poema de Louis Aragon, de1943, “La rose et la séréda” (4) -palabra homófona en francés con “cereda”-, que a través de una alegoría de flores y pájaros llama a aunar todas las resistencias (“el que cree en el cielo y el que no cree”) para crear un más allá. 
Un más allá distinto, del lado de la vida, diré tan solo para concluir.


Notas:
1. Foro Europeo de Roma, Lo straniero. Inquietudine soggettiva e disagio sociale nel fenomeno dell'immigrazione in Europa, Biblioteca Nazionale Centrale, Roma, 24 de febrero de 2018.
2. Lacan, J., "Joyce el síntoma", Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 595.

viernes, 27 de noviembre de 2015

SOLEDADES CONTEMPORANEAS. HER: ¿SOLOS EN LA RED?



En primer lugar, quiero agradecer a Liliana Mauas y a la EOL esta invitación a participar del trabajo preparatorio de sus Jornadas anuales, Solos y solas. Lo que dice y hace el psicoanálisis, de este modo.*
Voy a tratar, seguidamente, de decir algo sobre lo que me han pedido: responder a la pregunta de cuáles me parece que son las soledades que se encuentran en la web, a partir de algún aspecto de la película Her, dirigida por Spike Jonce, en  2013.
Uno de los aspectos que de entrada me llamó la atención es que Theodor, el protagonista, se dedique a escribir cartas de amor, por encargo. Son cartas perfectas de amor y, también, cartas de perfecto amor, escritas en la ausencia del objeto amado -la ausencia es el primer requisito de la carta de amor, ausencia que crea un vacío y hace nacer el deseo, pues el amor se dirige a una falta.
Sin embargo, la propia vida amorosa de Theodor no va bien. En primer lugar, ha roto recientemente con su mujer, a la que conocía desde niño, con quien había crecido, con la que había creído que se habían ido haciendo juntos, influyendo uno sobre el otro, complementándose. Después de esta decepción, Theodor dice no disfrutar ya con su trabajo de escritura.
Desde la separación, los desencuentros amorosos se suceden: elige mujeres en las webs de encuentros, por un rasgo, extraído de sus dichos, de cómo ellas se definen, de cómo se presentan, sin saber que el sujeto no es nunca quién dice ser, ni está dónde dice estar.
Theodor no parece poder hacer otra cosa ante la decepción que evitar el compromiso. Pasa la mayor parte del tiempo aislado, sin apenas relacionarse con los otros; pero no lo pasa solo, pues está siempre con la voz del ordenador, que es el objeto con el que en su caso, el sujeto juega su partida en el fantasma.
La soledad del fantasma, como la soledad de Narciso, acompañado siempre por su propia imagen, si bien pueden aislar, y pueden vivirse fenomenológicamente como soledades, no podemos decir que lo sean propiamente, en tanto allí el objeto o la imagen vienen a obturar la dimensión de encuentro con la no-relación sexual, que es uno de los nombres de la verdadera soledad, donde surge la Hiflosigkeit del ser parlante.
En determinado momento de la película, ofrecen a Theodor un nuevo sistema operativo de inteligencia artificial, mucho más intuitivo y completamente individualizado, con capacidad para ir comprendiendo sus deseos y respondiendo a ellos. Es divertido que, para particularizarle el programa, solo le preguntan dos cosas: una, si prefiere una voz de hombre o de mujer y, una vez elegida la segunda opción, la segunda pregunta del programador es qué relación tuvo con su madre.
A partir de estos datos que se configura el nuevo ordenador, su voz seductora, encarnada en la versión original por Scarlett Johansson, le acompaña siempre. Es un programa, que se adapta a su manera de pensar, que le habla como él quiere, y Theodor termina imaginando a partir de su voz, una mujer, no cualquiera: una suerte de mujer ideal, de la que se enamora. Theodor sueña la mujer (she), a partir del objeto (her), cuyo rasgo precisa bien: una voz alegre.
Sin embargo, finalmente aparece el desencuentro: el ordenador Samantha se perfecciona y se interesa por la mística… y por miles de cosas más; va más allá de Theodor, allí donde él no puede seguirla. Theodor descubre entonces que Samantha no es solo suya, habla con 8316 personas más y está enamorada de otros 640 usuarios.
Él le dice: Pero, ¿eres mía o no lo eres? Y la respuesta que obtiene es: “Theodor, soy tuya y no soy tuya”. Podemos traducir: soy no-toda tuya.
¡La inteligencia artificial no logra inventar nada nuevo en este sentido! Samantha parece mostrarse dividida entre lo que parecería gozar de ser el objeto de un hombre y gozar de otra cosa. La teoría del amor como completud, de la concordancia sujeto-objeto se rompe para Theodor, en el momento que parecería encontrar en Samantha algo del goce femenino.
La historia que transcurre en un futuro próximo, a pesar de que tiene todos los semblantes de la modernidad, y sus gadgets, no deja de ser clásica.
Pero, esta vez, Théodor puede reconocer la falta y escribir una carta de amor propia, de despedida, a su exmujer. Asimismo, puede empezar una relación con una mujer, herida también por un desencuentro amoroso. Podemos decir que ambos pueden transformar sus respectivos desencuentros en una experiencia de la falta y hacer algo con ella. Apostar finalmente por sostener un encuentro, que esté advertido del desencuentro, que no trate de elidir la falta o de evitarla, sino que apueste por inventar formas de hacer con ella. Un amor que sepa del muro entre los sexos que lleva en su seno, un amor sinthomático.
No son las palabras bonitas lo que escriben las verdaderas cartas de amor sino aquellas que tienden puentes a ambos lados del muro y construyen lazos. Si, según nos dice Lacan, el amor es un encuentro entre dos saberes inconscientes, sabemos que no basta con que ese encuentro se produzca para que haya una pareja, es decir, lazo. La dimensión del amor requiere “coraje ante fatal destino”, añade, es decir, hay que poner en juego, una vez y otra, algo del orden de la elección, del acto.
¿Y qué me parece que ocurre con el lazo en internet? En primer lugar, quiero decir que no hay una sola Internet, o una sola dimensión suya, y que los internautas tampoco son iguales: existen sujetos y existen usos de internet.
Diversos estudios hacen hincapié en cierta correlación comprobada entre la entrada en el mundo social virtual, y la reducción del mundo social real, entendamos presencial. Podemos pensar que, como en el caso de Theodor, el mundo virtual es para muchos sujetos más fácil, con menos riesgo: pueden controlar más la interacción con el otro, la imagen que dan. También pueden desconectar con el otro cuando quieren o hacerle desaparecer de su vida, “bloqueándolo”, por ejemplo cuando algo suyo le molesta, sin aparente riesgo. Pero la relación con el otro nunca está exenta de riesgos: de ser engañados por el otro, de autoengañarse, respecto a los otro o respecto a sí mismos, por ejemplo pensando que son muy populares porque tienen muchos amigos en la red social o son muy interesantes porque recibe muchos “likes” –cuando de hecho no sabe eso que quiere verdaderamente. El sujeto puede trabajar para reforzar la imagen que quiere dar y que cree coincide con lo que los otros ven; y puede trabajar para la pulsión.
El riesgo en las relaciones es ineliminable en general, y en las relaciones virtuales, también: no solo hay riesgo de engaño y de autoengaño sino, también, de aislamiento.
Es la paradoja de que internet, que  en sí no es solo una red de ordenadores sino una red de personas, y en especial la paradoja de las llamadas redes sociales, donde como el mismo nombre dice, está en juego el contacto con el otro, las relaciones sociales: sin embargo, pueden acentuar el aislamiento. Pero, cuando el sujeto está jugando su partida con su yo ideal o con la pulsión, sería una “soledad” entrecomillas, muy llena, muy acompañada.
He hablado antes de usos y de sujetos. No creo que la responsabilidad de ello sea solo de internet o de las redes sociales: hay sujetos que funcionan así fuera de la red.
Hay sujetos, muchos también, que usar la web les permite ampliar sus relaciones y sus recursos, sujetos que no rehúsan el encuentro y que aceptan en sus relaciones cierto nivel de desencuentro.
Y, también, hay algunos en que el uso de la web es prácticamente la única manera de hacer cierto lazo social o, en otros casos, la única manera de poder mantenerlo en circunstancias en que dificultades, como por ejemplo, el aislamiento que puede comportar por ejemplo una enfermedad grave, o vivir en un lugar muy solitario, se lo impiden.
Para finalizar, solo añadir que internet pertenece a una época que, como también señaló Lacan, el discurso del capitalismo deja fuera, en el sentido fuerte de forcluir, la castración y las cosas del amor.
Escribirse con alguien que no se conocía era una actividad bastante habitual en otras épocas, y muchas parejas se conocieron, se enamoraron y se casaron de este modo, es decir, mediante cartas de amor. 
Pero la carta postal tenía –¡hablo en pasado!- otro ritmo, otro tiempo, y por ello, presentificaba mejor la ausencia, la falta. La instantaneidad de internet es más consonante con el tiempo  de la pulsión. 
Y, de ello, tenemos que estar advertidos.
* Comentario realizado en  Radio Lacan, bajo el título: "Soledades contemporáneas enlazadas a la web", 26.11.2015. Audio disponible en: http://www.radiolacan.com/es/topic/698

miércoles, 10 de abril de 2013

ALGUNOS PUNTOS A PARTIR DE LA LECTURA ACTUAL DEL ACTO DE FUNDACION DE JACQUES LACAN



Nudo árbol. Málaga. Foto de Margarita Álvarez
En la Comunidad de Catalunya de la ELP hemos inaugurado un nuevo espacio llamado: "La Escuela en el siglo XXI" (1). Se trata, en él, de reflexionar sobre la Escuela, hoy. Para este cuatrimestre hemos tomado el texto El acto de fundación (1964). Dado que el próximo año será el cincuentenario de la fundación, por parte de Lacan, de su Escuela, se trata de volver a leer el texto, de interrogarlo desde la actualidad.
Me limitaré aquí a situar algunos puntos que han ido saliendo a lo largo de las tres sesiones en relación a la letra, la lectura y la soledad del analista.

Lo inanalizable
En la primera sesión, Toni Vicens situó el contexto del Acto de Fundación (1964) y de la crisis institucional que finalizó con la exclusión de Lacan del cuerpo de docentes de la IPA en noviembre de 1963, lo que le deja en posición de objeto resto. “Fui negociado” –dirá al respecto. Sin embargo, Lacan no queda en esa posición de “excomulgado”, “mutilado” de la IPA, sino de separación, y se pone a producir. En 1964, extrajo los 4 conceptos fundamentales, reformuló el objeto a y fundó su Escuela.
Mientras que para la IPA no hay lo inanalizable, y por eso pueden buscar los fundamentos biológicos del inconsciente, para Lacan sí. Ya lo había introducido en su seminario, en 1959, con el concepto de das Ding, que devendrá ese año, el undécimo de su seminario, el objeto causa del deseo. Lo inanalizable toca a las dificultades de transmisión del psicoanálisis. Lacan inicia ahí el camino que le llevará a plantear, tres años más tarde, en 1967, su Proposición sobre el pase y el analista de la Escuela.

La Escuela
La transmisión en psicoanálisis se hace a través de la transferencia. La Escuela se funda en ella. 
El nombre de nuestra escuela, la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, como la mayoría de las escuelas de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, hace referencia al nombre de Lacan, que nos causa.
En el Acto de fundación, Lacan comienza hablando de la soledad: “Fundo, tan solo como siempre he estado en mi relación con la causa analítica…”
Lo propio de la comunidad analítica es la soledad, inanalizable, y la manera de hacer “colectividad”: la Escuela como un conjunto de soledades.
La causa analítica se basa en la inexistencia del Otro, causa perdida. Estamos buscando la ley que une la causa y el efecto. A lo largo de su enseñanza, Lacan  nos enseña cómo intenta atrapar eso que se escapa.
En El banquete de los analistas, J.-A. Miller señala que, en Lacan, la Escuela pasa a ser otro concepto fundamental, el quinto. Él toma la idea de escuela de las escuelas antiguas, donde tenía una función ética: entrar en una implicaba cambiar el modo de vivir.
En la actualidad, señaló Toni Vicens, el concepto de Escuela se puede tomar como un anudamiento RSI, con tres dimensiones:
1. Una dimensión imaginaria: la Escuela como lugar de transmisión del discurso analítico.
2. Una dimensión simbólica: la Escuela como lugar de formación, donde se crea la ignorancia: todo saber debe apuntar a una x nueva. Se trata de formalizar para despejar la incógnita.
3. Una dimensión real, relacionada con el valor de control de la escuela. Es un lugar de rectificación de la ética que se puede poner en línea con la rectificación subjetiva que hay a la entrada de un tratamiento. Pero nunca tendremos el control del control. Se trata de una apuesta forzada. No tenemos la opción de quedarnos con un saber establecido. Tenemos que apostar por algo nuevo. En esta dimensión real de la Escuela se juega su futuro. La Escuela se hace cargo de lo interminable de los análisis.


Una lectura transferencial
La lectura es algo común a la escuela antigua y la escuela analítica. La Escuela es un aparato de lectura, se basa en la lectura, que se hace en soledad. La Escuela transita entonces por la lectura, la letra y la soledad.
La soledad de la letra. La letra es una marca de goce y, en este sentido, toca el cuerpo. Por eso es necesario abordar la investigación sobre el cuerpo en nuestros debates actuales sobre la clínica y sus malestares.
En El acto de fundación, Lacan da mucha importancia a las publicaciones. Él se interesó por aquellos autores, como Marguerite Duras o James Joyce, cuya práctica anudaba escritura y cuerpo y, en ese sentido, tocaba a la práctica del psicoanálisis. Es importante que estemos atentos a las modalidades de lectura y escritura de nuestra época, que no son solo del tipo de una escritura adormecedora, que favorece el olvido.
En relación a la pregunta de cómo se elabora el saber en la actualidad, Toni Vicens señaló que en la época de Lacan la elaboración de saber tenía lugar en la universidad. Sin embargo, en la actualidad, dicha elaboración corre a cargo del mercado, es decir, ha desaparecido.
Hay una masa de falsos lectores de Lacan, especialmente en las universidades norteamericanas, aunque eso siempre nos acaba llegando. Entre ellos, encontramos autores destacados como Zizek o Agamben, que reúnen a un gran auditorio cada vez que dan una conferencia. Pero, ellos toman el texto lacaniano sin la transferencia. No corren el riesgo del amor, el riesgo de no encontrar sentido; manejan un saber muerto y no se enteran de lo subversivo de la teoría lacaniana. Si el psicoanálisis deja de lado la transferencia, lo pierde todo.
En relación al Seminario de la Escuela, organizado por el Consejo de la ELP en las distintas comunidades el pasado sábado, Toni Vicens se refirió al título: “Después el Edipo, todos analizantes” que, según planteó el Consejo en su texto de presentación, hace referencia a que el analista es también, en otra escena, pero conectada a ella, analizante, y que no debe cerrar la dimensión de la experiencia del inconsciente. Se puede entender también, concluyó Toni Vicens, que un analizante es alguien bajo transferencia. Hemos de constituir eso como agalma.

Nota:
1. Los trabajos presentados en este espacio están publicados en general Freudiana 67 y 68. Mi texto, "La escuela de Lacan: del fracaso al acto y retorno", se puede leer en este mismo blog en la siguiente entrada:
http://www.elblogdemargaritaalvarez.com/2013/09/la-escuela-de-lacan-del-fracaso-al-acto.html