miércoles, 30 de diciembre de 2015

UN PSICOANALISTA DEBE SER SENSIBLE AL PUN


En la casa del espejo, haciendo frente al  Galimatazo, de  John Tenniel


La conferencia “Joyce el síntoma”, que Jacques Lacan imparte el 16 de junio de 1975 en La Sorbonne durante la celebración del Bloomsday, prologa de algún modo su seminario siguiente dedicado al sinthome. En ella, Lacan comienza criticando la confusión de la prensa que ha anunciado como título “Joyce el símbolo (1). Y, a continuación, introduce una nueva escritura de síntoma (symptôme): sinthome –en francés, ambos términos son homófonos.
Un poco más adelante, Lacan vuelve sobre la equivocación de la prensa y plantea que “el síntoma anula el símbolo” (2). Aunque diga síntoma, Lacan se está refiriendo aquí al sinthome, que no pertenece al registro de la articulación significante (S1-S2), sino al orden de la letra (S1). No se trata tampoco del saber del inconsciente freudiano, pues Lacan se refiere aquí a Joyce como “desabonado del inconsciente”.
Por ello, invita a su auditorio a leer Finnegans Wake (en adelante, FW), donde señala que “Joyce juega no en cada línea sino en cada palabra con un pun, muy particular”. 
La palabra inglesa pun remite a un juego de palabras, un equívoco, que en tanto tal, hace resonar otra cosa que la que aparentemente se está  diciendo. Y, al hacerlo,  incide en la interpretación de lo que se dice.
Lacan señala que en FW no hay una sola palabra que no esté hecha como aquellas que utilizó al principio de su conferencia cuando, al quejarse de que la prensa no hubiera publicado correctamente su título dijo: ¿Por qué querer que la podredumbre en la que el hombre podspera –que suena como podrirse esperando, por qué esperar que la prensadumbre, que nos atiborra de noticias, transmita correctamente mi título? (3).
Retoma este podspera (4), en francés, pourspère, compuesto como nos dice una nota de la traducción a pie de página con cuatro palabras: pourrir (pudrir), espérer, (esperar), pour (para) y père (padre) –quizás también se me ocurre con prospère (prospero). Y señala que estas palabras “destellean, chispean” en pourspère. “Resulta fascinante, aunque, a decir verdad –añade- el sentido se pierde”.
Pero este pun particular que Joyce hace operar en FW, no es original suyo, como su biógrafo recoge que le atribuye Jung (5). Lacan sitúa que se trata en él “más bien del “portemanteau” en el sentido de Lewis Carroll (6), en el que este último es un precursor lo que debe de haber importunado a Joyce.
La referencia de Carroll al término “portemanteau”, en castellano “sobretodo”, la encontramos en Alicia a través del espejo (7), de 1871: una vez atraviesa el espejo, Alicia encuentra en la casa del espejo un libro que no puede leer, por lo que primero considera que está escrito en un idioma desconocido, hasta que se da cuenta  de que tiene que ponerlo delante del espejo para poder leerlo. Así puede leer el poema “Jabberwocky”, traducido por Jaime de Ojeda como “Galimatazo” (8), que quiere decir un gran galimatías representado como un enorme animal. Es un poema hecho con palabras inventadas y que en sí mismas no tienen ningún sentido aunque suenan a inglesas,  y es métricamente perfecto.

Galimatazo
Brillaba, brumeando negro, el sol;
agiliscosos giroscaban los limazones
banerrando por las váparas lejanas;
mimosos se fruncían los borogobios
mientras el momio rantas murgiflaba.
¡Cuidate del Galimatazo, hijo mío!
¡Guárdate de los dientes que trituran
y de las zarpas que desgarran!
¡Cuidate del pájaro Jubo-Jubo y
que no te agarre el frumioso Zamarrajo!
Valiente empuñó el gladio vorpal;
a la hueste manzona acometió sin descanso;
luego, reposose bajo el árbol del Tántamo
y quedóse sesudo contemplando...
Y así, mientras cavilaba firsuto,
¡¡hete el Galimatazo, fuego en los ojos,
que surge hedoroso del bosque turgal
y se acerca raudo y borguejeando!!
¡Zis, zas y zas! ¡Una y otra vez
zarandeó tijereteando el gladio vorpal!
Bien muerto dejó al monstruo, y con su testa
¡volvióse triunfante galompando!
¡¿Y haslo muerto?! ¡¿Al Galimatazo?!
¡Ven a mis brazos, mancebo sonrisor!
¡Qué fragarante día! ¡Jujurujúu! ¡Jay, jay!
Carcajeó, anegado de alegría.
Pero brumeaba ya negro el sol;
agiliscosos giroscaban los limazones
banerrando por las váparas lejanas;
mimosos se fruncian los borogobios
mientras el momio rantas murgiflaba...

Después de leer el poema, Alicia queda aturdida, aunque le cuesta reconocer ante sí misma que no le encuentra ni pies ni cabeza: 
“Es como si me llenaran la cabeza de ideas, ¡solo que no sabría decir cuáles son! En todo caso lo que está claro es que alguien ha matado algo” (9). Confusa, sale de la casa del espejo al jardín, donde todo funciona al revés.
Más tarde, Alicia conoce a Humpty Dumpty, quien se presenta en posición de amo de las palabras, pretendiendo que digan lo que él quiere que diga. Alicia aprovecha para interrogarle sobre el significado del poema “Galimatazo” (10). Él se limita a tomar solo la primera estrofa porque, según dice, ya hay ahí suficientes palabras difíciles.

Brillaba, brumeando negro, el sol;
agiliscosos giroscaban los limazones
banerrando por las váparas lejanas;
mimosos se fruncían los borogobios
mientras el momio rantas murgiflaba.

"Eso de que brumeaba el negro el sol -explica-, quiere decir que eran ya las cuatro de la tarde que es cuando se encienden las brasas para asar la cena". Agiliscoso, quiere decir a la vez “ágil y viscoso”. Y, a continuación, introduce el término sobretodo, el precursor carrolliano del pun, según refiere Lacan: “Es como si se tratara de un sobretodo… son dos significados que envuelven la misma palabra.
En cuanto a los términos “giroscar” y “banerrar”, Humpty Dumpty explica que el primero es “dar vueltas y más vueltas”, y, el segundo, “andar haciendo agujeros como un barreno”.
Pero estas palabras inventadas que Carroll llama "sobretodo", aunque también serán llamadas palabras-maleta,  palabras-portafolio o palabras-valija, tienen una peculiaridad: “Cada palabra contiene en su forma dos conceptos –el proceso en sí podría ser más largo, podría contener más sin ningún problema”.
La palabra original que da título al poema, “Jabberwocky”, quedó incorporada a la lengua inglesa para referirse al lenguaje sin sentido -los Monty Python la tomaron para el título de una película. Éste es el mismo procedimiento que Lacan comienza a utilizar cuando toma la mano de Joyce en su ultimísima enseñanza.
En Aún,  ya había hecho referencia a ello al afirmar que Joyce no es legible. En él, “el significante viene a trufar al significado”. Los significantes encajan unos con otros, chocan entre sí” –lean Finnegans Wake- y se produce algo que como significado puede resultar enigmático, pero es realmente lo más parecido a los que nosotros los analistas, gracias al discurso analítico, tenemos que leer: el lapsus. Es como lapsus que significa algo, es decir, que puede leerse de una infinidad de maneras distintas. Y precisamente por eso se lee mal, o al revés, o no se lee. Sin embargo, esta dimensión del leerse acaso no basta para demostrar que estamos en el registro del discurso analítico? En el discurso analítico, a lo que se enuncia como significante se le da una lectura diferente de lo que significa” (11).
Más tarde, en Yale, Lacan señala que el significante se presta al equívoco, es decir a muchas significaciones posibles. Y la interpretación analítica no debe ser imperativa, sino equívoca. No está hecha para ser comprendida sino para producir olas (12). Por ello, un analista debe ser sensible al  pun (13). 

Notas
1. Lacan, Jacques: “Joyce el síntoma”. En: El Seminario, libro 23: El sinthome. Buenos Aires: Paidós, 2006, p. 159.
2. Op. cit., p. 162.
3. Op. cit., p. 159.
4. Op. cit., p. 162.
5. Ellmann, Richard: James Joyce. Barcelona: Anagrama, 2002, pp. 759-60.
6. Op. cit., p. 163.
7. Lewis Carroll: Alicia a través del espejo. Madrid: Alianza Editorial, cap. 6, p. 136.
8. Op. cit., p. 56-7.
9. Op. cit. p. 58.
10. Op. cit. pp.135-6.
11. Lacan, Jacques: El Seminario, libro XX: Aún (1972-1973). Buenos Aires: Paidós,  1989, pp. 48-9. 
12. Lacan, Jacques: "Yale University 2.12.1975 (Conférences et entretiens dans des universités nord-américaines”), en Scilicet 6/7. Paris: Seuil, 1976, pp. 34-5.
13. Lacan, Jacques: Massachusetts Institute of Technology”, 14.12.1973, en Scilicet 6/7, op. cit., p. 59.