En la casa del espejo, haciendo frente al Galimatazo, de John Tenniel |
La conferencia “Joyce el síntoma”, que Jacques Lacan imparte el 16 de junio de 1975 en La Sorbonne durante la celebración del
Bloomsday, prologa de algún modo su seminario
siguiente dedicado al sinthome. En ella, Lacan comienza criticando la confusión de la prensa que ha
anunciado como título “Joyce el símbolo (1). Y, a continuación, introduce una nueva
escritura de síntoma (symptôme): sinthome –en francés, ambos términos son homófonos.
Un poco
más adelante, Lacan vuelve sobre la equivocación de la prensa y plantea que “el
síntoma anula el símbolo” (2). Aunque diga síntoma,
Lacan se está refiriendo aquí al sinthome, que no pertenece al registro de la articulación significante (S1-S2), sino al orden de la
letra (S1). No se trata tampoco del saber del inconsciente freudiano, pues Lacan se refiere aquí a Joyce como “desabonado del inconsciente”.
Por ello, invita a su auditorio a leer Finnegans Wake (en adelante, FW), donde señala que “Joyce
juega no en cada línea sino en cada palabra con un pun, muy particular”.
La
palabra inglesa pun remite a un juego de palabras, un equívoco, que en tanto tal, hace resonar otra cosa que la que aparentemente se está diciendo. Y, al hacerlo, incide en la interpretación de lo que se dice.
Lacan
señala que en FW no hay una sola palabra que no esté hecha como aquellas que utilizó al principio de su conferencia cuando, al quejarse de que la prensa
no hubiera publicado correctamente su título dijo: “¿Por qué querer que la
podredumbre en la que el hombre podspera –que suena como “podrirse esperando”,
por qué esperar que la prensadumbre, que nos atiborra de noticias, transmita
correctamente mi título?” (3).
Retoma este podspera (4), en francés, pourspère, compuesto como nos dice
una nota de la traducción a pie de página con cuatro palabras: pourrir (pudrir), espérer,
(esperar), pour (para) y père (padre) –quizás también se me ocurre con prospère (prospero). Y señala que estas palabras “destellean, chispean” en pourspère. “Resulta fascinante,
aunque, a decir verdad –añade- el sentido se pierde”.
Pero este pun particular que
Joyce hace operar en FW, no es original suyo, como su biógrafo recoge que le atribuye Jung (5). Lacan sitúa que se trata en él “más bien del “portemanteau” en el sentido de Lewis
Carroll (6), en el que este último es un precursor lo que debe de haber importunado
a Joyce.
La
referencia de Carroll al término “portemanteau”, en castellano “sobretodo”, la encontramos
en Alicia a través del espejo (7), de 1871: una vez atraviesa el espejo, Alicia encuentra en la casa del espejo un libro que no puede leer, por lo que primero considera que está escrito en un idioma desconocido, hasta que se da cuenta de que tiene que ponerlo
delante del espejo para poder leerlo. Así puede leer el poema “Jabberwocky”, traducido por Jaime de Ojeda como “Galimatazo” (8), que quiere decir un gran galimatías representado como un enorme animal. Es un poema hecho con palabras inventadas y que en sí mismas no tienen ningún sentido aunque suenan a inglesas, y es métricamente perfecto.
Galimatazo
Brillaba, brumeando negro, el sol;
agiliscosos giroscaban los limazones
banerrando por las váparas lejanas;
mimosos se fruncían los borogobios
mientras el momio rantas murgiflaba.
¡Cuidate del Galimatazo, hijo mío!
¡Guárdate de los dientes que trituran
y de las zarpas que desgarran!
¡Cuidate del pájaro Jubo-Jubo y
que no te agarre el frumioso Zamarrajo!
Valiente empuñó el gladio vorpal;
a la hueste manzona acometió sin descanso;
luego, reposose bajo el árbol del Tántamo
y quedóse sesudo contemplando...
Y así, mientras cavilaba firsuto,
¡¡hete el Galimatazo, fuego en los ojos,
que surge hedoroso del bosque turgal
y se acerca raudo y borguejeando!!
¡Zis, zas y zas! ¡Una y otra vez
zarandeó tijereteando el gladio vorpal!
Bien muerto dejó al monstruo, y con su testa
¡volvióse triunfante galompando!
¡¿Y haslo muerto?! ¡¿Al Galimatazo?!
¡Ven a mis brazos, mancebo sonrisor!
¡Qué fragarante día! ¡Jujurujúu! ¡Jay, jay!
Carcajeó, anegado de alegría.
Pero brumeaba ya negro el sol;
agiliscosos giroscaban los limazones
banerrando por las váparas lejanas;
mimosos se fruncian los borogobios
mientras el momio rantas murgiflaba...
Después de leer el poema, Alicia queda
aturdida, aunque le cuesta reconocer ante sí misma que no le encuentra ni pies
ni cabeza:
“Es como si me llenaran la cabeza de ideas, ¡solo que no sabría
decir cuáles son! En todo caso lo que está claro es que alguien ha matado algo”
(9). Confusa, sale de la casa del espejo al jardín, donde todo funciona al
revés.
Más
tarde, Alicia conoce a Humpty Dumpty, quien se presenta en posición de amo de
las palabras, pretendiendo que digan lo que él quiere que diga. Alicia aprovecha para interrogarle sobre el significado del poema “Galimatazo” (10). Él se
limita a tomar solo la primera estrofa porque, según dice, ya hay ahí suficientes palabras
difíciles.
Brillaba, brumeando negro, el sol;
agiliscosos giroscaban los limazones
banerrando por las váparas lejanas;
mimosos se fruncían los borogobios
mientras el momio rantas murgiflaba.
"Eso de
que brumeaba el negro el sol -explica-, quiere decir que eran ya las cuatro de
la tarde que es cuando se encienden las brasas para asar la cena". Agiliscoso,
quiere decir a la vez “ágil y viscoso”. Y, a continuación, introduce el término “sobretodo”, el precursor carrolliano del pun, según refiere Lacan: “Es como si se tratara de un sobretodo…
son dos significados que envuelven la misma palabra”.
En
cuanto a los términos “giroscar” y “banerrar”, Humpty Dumpty explica que el
primero es “dar vueltas y más vueltas”, y, el segundo, “andar haciendo agujeros
como un barreno”.
Pero estas palabras inventadas que Carroll llama "sobretodo", aunque también serán llamadas palabras-maleta, palabras-portafolio o palabras-valija, tienen una peculiaridad: “Cada
palabra contiene en su forma dos conceptos –el proceso en sí podría ser más
largo, podría contener más sin ningún problema”.
La palabra original que da título al poema, “Jabberwocky”, quedó
incorporada a la lengua inglesa para referirse al lenguaje sin sentido -los Monty Python la tomaron para el título de una película. Éste es el
mismo procedimiento que Lacan comienza a utilizar cuando toma la mano de Joyce en su ultimísima enseñanza.
En Aún, ya había hecho referencia a ello al afirmar que Joyce no es
legible. En él, “el significante viene a trufar al significado”. Los
significantes encajan unos con otros, chocan entre sí” –lean Finnegans Wake- y
se produce algo que como significado puede resultar enigmático, pero es
realmente lo más parecido a los que nosotros los analistas, gracias al discurso
analítico, tenemos que leer: el lapsus. Es como lapsus que significa algo, es
decir, que puede leerse de una infinidad de maneras distintas. Y precisamente
por eso se lee mal, o al revés, o no se lee. Sin embargo, esta dimensión del leerse
acaso no basta para demostrar que estamos en el registro del discurso analítico?
En el discurso analítico, a lo que se enuncia como significante se le da una
lectura diferente de lo que significa” (11).
Más tarde, en Yale, Lacan señala que el significante se presta al equívoco, es decir a muchas significaciones posibles. Y la interpretación analítica no debe ser imperativa, sino equívoca. No está hecha para ser comprendida sino para producir olas (12). Por ello, un analista debe ser sensible al pun (13).
Notas
1. Lacan, Jacques: “Joyce el síntoma”. En: El Seminario, libro 23: El sinthome.
Buenos Aires: Paidós, 2006, p. 159.
2. Op.
cit., p. 162.
3. Op.
cit., p. 159.
4. Op.
cit., p. 162.
5. Ellmann, Richard: James Joyce. Barcelona: Anagrama, 2002, pp. 759-60.
6. Op. cit., p. 163.
7. Lewis
Carroll: Alicia a través del espejo. Madrid: Alianza Editorial, cap. 6, p. 136.
8. Op.
cit., p. 56-7.
9. Op.
cit. p. 58.
10. Op.
cit. pp.135-6.
11.
Lacan, Jacques: El Seminario, libro XX: Aún (1972-1973). Buenos Aires: Paidós, 1989, pp. 48-9.
12. Lacan, Jacques: "Yale University”, 2.12.1975 (“Conférences et entretiens dans des universités nord-américaines”), en Scilicet 6/7. Paris: Seuil, 1976, pp. 34-5.
13. Lacan, Jacques: “Massachusetts Institute of Technology”, 14.12.1973, en Scilicet 6/7, op. cit., p. 59.