Antes de tomar el escrito de François Regnault, que he elegido comentar en este espacio de trabajo dedicado a comentar los textos incluidos en el volumen Lacan Redivivus (1), haré una breve alusión a otro escrito muy breve que llamó mi atención al abrirlo. Está al principio del sumario pero no indexado en él. Me refiero al haiku (2) de Issa Kobayashi -este poeta es haijin (3) del siglo XVIII y está considerado uno de los tres principales maestros del haiku.
Éste haiku dice así:
Cuando esté muerto,
Sé el guardián de mi tumba
Saltamontes!
Los haikus siempre introducen una referencia a la naturaleza y a la estación del año. En este caso se trata de un haiku de otoño, que hace también alusión a la muerte. El poeta habla de la proximidad de la suya.
La brevedad de sus versos ilustra asimismo el contraste y el efecto sorpresa que caracterizan a esta forma poética: por un lado, la gravedad de la muerte, la trascendencia de la tumba y, por otro, la ligereza de la vida que encarna la presencia de ese saltamontes, aparentemente pequeño e insignificante. Uno de los pequeños insectos, tan habituales en la poética de Issa, que acompañan al hombre en su vida. Volveré al final sobre ello.
Ahora, unas breves palabras para presentar a François Regnault (en adelante, R.), por si alguien no le conoce.
Es un filósofo y dramaturgo francés, nacido en 1938.
Asistió al Seminario de Lacan en los años 70 a la par que comenzó a trabajar en teatro. En 1974 inició su análisis con él, momento también en que empezó a enseñar en el Departamento de Psicoanálisis de la Universidad Paris 8.
En un texto anterior a éste (3), R. explica que estuvo en análisis con Lacan desde 1974 hasta su fallecimiento en septiembre de 1981. Había asistido en enero de 1980 a la disolución de su Escuela. Y en esos momentos de crisis se había preguntado si quería ser psicoanalista y ayudar a "salvar" al psicoanálisis. Pero se respondió que nunca había deseado devenir analista y que su analista tampoco había intervenido nunca a ese respecto.
Su verdadero deseo desde hacía mucho tiempo era consagrarse al teatro. Con todo, se hizo miembro de la ECF desde su creación tras el fallecimiento de Lacan y se mantuvo siempre hasta ahora en relación con el psicoanálisis, no solo escribiendo diversos artículos y libros sino también interviniendo en los momentos de crisis institucional de su Escuela o en los momentos en que el psicoanálisis era atacado (4).
Cuando R. aceptó el pedido de participar en el volumen Lacan Redivivus tenía con 82 años. El texto que escribió, "Lacan L'Style", y que comento, se incluye en el apartado "En análisis" (6) donde él reflexiona en primer lugar sobre la terminación abrupta del suyo por el fallecimiento de Lacan.
Comienza el texto escribiendo sobre las últimas sesiones de análisis y sobre el momento en que se entera del fallecimiento de su analista. Tenía entonces 42 años -hace 40, precisa.
Había vuelto a análisis tras las vacaciones de verano, y Gloria, la secretaria de Lacan, le había dicho que este último no estaba porque había decidido prorrogar sus vacaciones. Le resultó extraño pero dice que "decidió creerla". Unos días después Jacques-Alain Miller le comunicó por teléfono la noticia del fallecimiento de Lacan. R. escribe no haberse sorprendido pues en los últimos tiempos había advertido el aspecto demacrado de Lacan, "el aire casi extraviado de su atención flotante", dice. Quizás la mejor, añade.
Su análisis, interrumpido por el fallecimiento del analista, no había tenido un final, explica, en el sentido en que se habla del final de un análisis; pero tampoco es interminable, como se dice cuando un análisis no acaba. Ahora, en el momento de escribir este texto 40 años después, dice, quizás fuera el momento de terminarlo. Aún está a tiempo, añade.
El texto se presenta un poco como una separación, un momento de conclusión, tal vez el final de un duelo.
Primero, entonces, la pérdida del analista. Y luego, después de estos primeros párrafos, la pérdida de Lacan como maestro, que ya no está más. Son los dos puntos que R. tomará, por este orden.
Después de esa breve referencia a su análisis, R. toma el segundo punto la cuestión de la transmisión de Lacan y de su ausencia. Y lo hace a través de la cuestión del estilo: el estilo y Lacan, el estilo de Lacan, Lacan el Estilo. Es algo sobre lo que hay muchas referencias, muchos textos escritos. Yo voy a tratar de reseguir lo que R. escribe.
De entrada aborda la cuestión a partir de la conocida frase del Conde de Buffon en su "Discurso de entrada a la Academia Francesa": "El estilo es el hombre mismo" (7); para tomar seguidamente cómo Lacan amplia esta frase en la "Obertura (6) de sus Escritos, de 1966, donde dice:
"El estilo es el hombre mismo, (...) el hombre al que nos dirigimos".
Buffon se refiere en su discurso a la escritura de un texto y afirma:
"Para que llegue a ser clásico o se pueda considerar simplemente bien escrito no ha de ser vehemente ni ha de buscar emocionar, "no es el cuerpo el que habla al cuerpo" (10). "El estilo es el orden y el movimiento que se pone en los pensamientos" (11). En un texto ha de primar la lógica de las ideas, la claridad y la sencillez de exposición. "Los hechos que se describen están fuera del hombre pero el estilo es el hombre mismo. El estilo no puede arrebatarse, ni transferirse ni alterarse" (12).
Lacan cuestiona la frase de Buffon y hace tres puntualizaciones, que JAM situará años más tarde, en 1991 en relación a los tres registros lacanianos (13), simbólico, imaginario y real. Voy a referirme ahora a las dos primeras puntualizaciones y dejaré la tercera para más adelante.
En la primera puntualización, Lacan afirma que el hombre clásico al que se refiere Buffon "ya no es una referencia tan segura". Además, el hecho de que éste hiciera esta afirmación en el marco de un discurso de entrada a la Academia la sitúa como vehiculando el fantasma imaginario del gran hombre, el hombre que él cree ser, el hombre devenido estilo: el hombre estilo, señala Miller (14).
En la segunda puntualización, simbólica, Lacan se pregunta si suscribiríamos la fórmula "El estilo es el hombre, el hombre al que nos dirigimos. Hacerlo sería acorde con el principio de que en el lenguaje nuestro mensaje nos viene del Otro en forma invertida, lo que equivaldría a decir "el Estilo es el Otro" (15).
Regnault toma la pregunta de Lacan, "¿El estilo es el hombre al que nos dirigimos?", como una afirmación: El estilo es el hombre al que nos dirigimos.
Y se pregunta lo siguiente: "Quién es el hombre al que nos dirigimos en psicoanálisis? ¿Desde Lacan y en adelante no se trataría siempre de Lacan? ¿Se trataría de Lacan el Estilo como decimos Joyce el Sintoma? (16).
R. se pregunta y nos interroga sobre a quien nos dirigimos los psicoanalistas, en el Campo freudiano, una vez que ya no contamos con la presencia real de Lacan. Para responder, se ayuda de una referencia tan divertida como interesante: la gran trilogía de ciencia ficción Fundación, publicada en 1951 por Isaac Asimov (18) y (19).
Esta obra se desarrolla en un mundo futuro, en el que los hombres se han dispersado por distintos planetas. Todos ellos forman parte del Imperio Galáctico cuya capital se sitúa en el planeta Trántor, nido de intrigas y de corrupción. Allí reside una saga de emperadores que se suceden por herencia genética exacta, es decir, todos son clones del primer emperador lo que asegura la continuidad del poder, que nada cambie.
Hay un matemático, Harry Sheldon, que es especialista en una disciplina llamada "psicohistoria" la cual, estudiando matemáticamente los hechos históricos y el comportamiento de las masas, puede predecir los cambios que se producirán en las poblaciones.
Sheldon predice que en cinco siglos el Imperio Galáctico será destruido debido al alzamiento de las distintas tribus que lucharán contra la tiranía política.
El orden imperial caerá pero el mundo quedará sumido en una sucesión infinita de guerras entre los distintos clanes para hacerse con el poder.
Él idea entonces la creación de una Fundación que, situada discretamente en un extremo de la galaxia, pueda crecer sin llamar la atención del Poder y, acogiendo las diferencias y las singularidades, pueda reconducir y liderar un cambio paulatino que evite la destrucción total. No quiere hacer la revolución, solo intenta suavizar los estragos de la caída del Imperio que por otro lado, según la psicohistoria, es inevitable.
Sheldon muere, pero antes ha hecho una copia digital de su conciencia, y a lo largo de las décadas y siglos sucesivos, se presentará como un fantasma a sus discípulos -un holograma dice R- cada vez que vea cómo el proyecto de la Fundación se desvía o cae en malas manos. Así logra introducir correcciones a partir de lo que la psicohistoria permite predecir cada vez.
En determinado momento este holograma comunica a sus seguidores que esta disciplina ya predijo hace mucho tiempo el fracaso futuro de la primera Fundación por lo que, de manera secreta, él había creado una segunda Fundación paralela antes de morir para que cuando la primera fracasara la segunda pudiera enseñar a sus seguidores el camino recto.
La Fundación, podemos pensar, es una Iglesia fundada en el Padre, es decir, en la existencia del Otro.
Después de referirse a esta obra, R. precisa que nosotros en el Campo freudiano "no tenemos un holograma de Lacan" al que recurrir, "no hay un camino recto lacaniano". Y tampoco tenemos la necesidad, afirma, de hacer un retorno a Lacan, como a este último se le impuso hacer respecto a Freud" en un momento en que la obra de este último estaba desvirtuada, cosa que no ocurre en este Campo.
No quiere decir, entiendo, dejar de leer a Freud o a Lacan, ni mucho menos, sino de velar por no instaurarlos en una figura de la existencia del Otro como si todo estuviera ya escrito en los textos.
R. dice tener el sentimiento (lo escribe con cursiva) de que todo lo que se ha hecho en la Escuela (se refiere a la suya, a la ECF, pero podemos ampliarlo a la AMP) desde la muerte de Lacan se ha hecho en nombre de Lacan como Otro. Es decir, se trata de poner en el centro la figura de la inexistencia del Otro que él quiso encarnar y que nos es más útil para enfrentar el presente y el porvenir del psicoanalisis.
El 15 de enero de 1981, diez días después de disolver su escuela y ocho meses antes de fallecer, Lacan escribe "Un Otro falta", donde señala que no hay Otro, que a él también le extraña pero que se aguanta, podemos añadir que trata de hacer con ello.
R. cita la frase siguiente de Lacan que está en este mismo texto:
"Si ocurre que me vaya, díganse que es a fin de ser Otro por fin".
Recuerda que "no hay Otro del Otro", que "no sabemos lo que el Otro piensa", que "sabemos lo que hacemos en su nombre cada vez que encontramos lo que de "la verdad más escondida se manifiesta en las revoluciones de la cultura" (20).
Si lo imposible es lo que no cesa de no escribirse, R. recuerda que los encuentros contingentes pueden hacer que algo cese de no escribirse, aunque no haya en ellos "más que encuentro, encuentro en la pareja, de los síntomas, de los afectos, de todo cuanto en cada quien marca la huella de su exilio, no como sujeto sino como hablante, de su exilio de la relación sexual" (21).
¿Qué son estas revoluciones de la cultura de las que habla? Cita algunas de las que han tenido lugar en los últimos años: la lucha contra la Norme mâle (con la equivalencia en francés "macho-normal"), el Matrimonio para Todos, los movimientos LGTBIQUIA+, la lucha contra el imperio del cerebrocentrismo y el cognitivismo en las que "el amo intolerante y los universitarios oscurantistas ignoran a Freud y el psicoanálisis. El discurso analítico por el contrario da paso a que estas revoluciones de la cultura cesen de no escribirse, haya una posibilidad de cambio, aunque eso signifique pasar de vez en cuando de la contingencia a lo necesario, a que algo quede establecido y entre en la repetición -distinguiendo lo necesario de lo real, que remite al relación sexual como imposible.
Concluye diciendo que esto que ha escrito no es solo una Impresión de África, como diría Raymond Roussel, por su parte, a falta de ser precisamente africano.
Sobre esta frase, se me ocurre que Roussel escribió todos sus relatos sobre Africa, incluida su novela Impresiones de África, sin haber estado nunca allí. Y jugó en el título de la novela con la homofonía entre "impressions d'afrique" e "impressions à fric", entre "impresiones de África" e "impresiones a cargo del autor", pues el coste de la impresión de todos sus libros corrieron a su cargo.
François Regnault nos dice, según entiendo, que él se hace cargo de sus impresiones sobre el asunto pero que su caso no es igual: aunque él tampoco haya estado en África -no ha sido psicoanalista-, puede hablar del psicoanálisis, tiene una experiencia al respecto.
Lacan el Estilo
Vuelvo ahora a la "Obertura" de los Escritos para tomar ahora la tercera puntuación de Lacan en su cuestionamiento de la frase de Buffon que él alarga: "¿El estilo es el hombre al que nos dirigimos?" (22).
En su escrito, Lacan sitúa el estilo en relación a "la caída del objeto", es decir, al objeto perdido, a lo que falta. Es algo por tanto que no remite ni a lo simbólico ni a lo imaginario sino a lo real -esa noción que Lacan inventó y a la que dio el estatuto de ser su síntoma.
Si algo nos transmite Lacan es su estilo, su manera de hacer con lo real. Él inspira, enseña, orienta pero no anima a hacer lo mismo que él, sino lo contrario: "Hagan como yo, dice. no me imiten".
Lacan encuentra un estilo que puede tener sus variaciones según el auditorio pero que se mantiene en el filo de la palabra, sin lamentar la pérdida del objeto, siempre en el presente, siempre decidido, sin retroceder, para atrapar un trozo de real. Podemos pensar que el estilo de Lacan es su síntoma (23).
Lacan Redivivus
Para finalizar, retomaré como había dicho el haiku que encabeza el Sumario del volumen y que he citado al inicio: si hacemos un símil entre el maestro del haiku y Lacan como maestro, el acto de velar la tumba del maestro que nos toca a los pequeños saltamontes (siguiendo con el símil) no es otra cosa que mantener la enseñanza de Lacan, las enseñanzas del psicoanálisis vivas, no mortificarlas y menos embalsamarlas, es decir, no convertirlas en un cúmulo, un corpus de verdades fijadas para siempre, como Lacan criticó respecto a lo que hacia la IPA con los conceptos de Freud (¿en el mejor de los casos?).
No tenemos un holograma de Lacan, tenemos su brújula: la orientación lacaniana. Iniciada por Jacques-Alain Miller, es una orientación por lo real y hacia lo real, que nos orienta respecto a la clínica, la época y la vida en la Escuela.
El sintagma "orientación lacaniana" es claro pero su concreción, el modo de proceder en cada ocasión no viene prefijado, dado -es una orientación no un código-, y está a menudo rodeada de incertidumbre: en las tinieblas tratamos de orientarnos cada vez en eso, en relación a lo real. Nos orientamos cada uno y junto con los otros, pero siempre en cierta soledad.
En este sentido, la pervivencia del psicoanálisis al igual que la de la naturaleza y la vida en los sistemas sintoístas japoneses -en el haiku la muerte del maestro y lo vivo del saltamontes que se posa en la tumba y vela por ella-, queramos o no, no está asegurada ni ya escrita sino que requiere cambio y renovación, es decir, deseo e invención.
* Presentación realizada en el espacio "Lacan redivivus" de la Biblioteca del Campo Freudiano de Barcelona, en diciembre de 2024.
Notas:
(1) François Regnault, "Lacan Le Style", Revista Ornicar ?, Paris, Navarin Éditeur, 2021, pp. 353-354.
(2) Op. cit., ver "Sumario".
(3) Haijin: nombre del poeta que escribe haikus en japonés.
(4) François Regnault, "Pourquoi je ne suis pas devenu analyste ?", Qui sont vos psychanalystes ?, Paris, Ëditions du Seuil, 2002, pp. 124-126.
(5) Su principal desempeño ha tenido lugar en el mundo teatral en el que dirigió el Teatro de la Comuna de Paris en Aubervilliers y fue profesor del Conservatorio Nacional de Arte Dramático, fue dramaturgo y traductor de obras teatrales. Pero es autor de numerosos artículos sobre psicoanálisis como "De dos dioses", "Dios es inconsciente", "Ex-nihilo", o de volúmenes como Conferencias de estética lacaniana, Nuestro objeto a o Dire le vers, este último junto a Jean-Claude Milner.
(6) François Regnault, "Lacan L'Style", op. cit., p. 353.
(7) Georges-Louis Declerc, Conde de Buffon, Discurso sobre el estilo, Universidad Autónoma de México, 2004, p. 53.
(8) Jacques Lacan, "Obertura de esta recopilación", Escritos T. 1, Madrid, Biblioteca Nueva, 2013, p. 21.
(9) Jacques-Alain Miller, "Un estilo mock-heroic", El escabel de La Plata nº 4, "Estilos de vida", 2023.
(10) Georges-Louis Declerc, Discurso sobre el estilo, op. cit., p. 19.
(11) Idem.
(12) Ibidem, p. 29.
(13) Jacques-Alain Miller, "Un estilo mock-heroic", op. cit.
(14) Ibidem, p. 19.
(15) Idem.
(16) François Regnault, "Lacan L'Style", op. cit., p. 353.
(17) Jacques Lacan, "El psicoanálisis y su enseñanza", Escritos T.I, op. cit., p. 430.
(18) François Regnault, "Lacan L'Style", op. cit., p. 354.
(19) Isaac Asimov, Trilogía Fundación, Barcelona, DeBolsillo, 2010. Recientemente convertida en un serie que puede verse en la plataforma Apple TV.
(20) Jacques Lacan, "El psicoanálisis y su enseñanza", op. cit., p. 430.
(21) Jacques Lacan, El Seminario, Libro XX: Aún, Buenos Aires, Paidós, 1981, p. 175.
(22) Jacques Lacan, "Obertura de esta recopilación", op. cit., p. 22,
(23) Vicente Palomera, "a-firmar un estilo", El escabel de La Plata nº 4, op. cit., p. 160.
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