Parque del Laberinto de Horta (Barcelona). Foto de Margarita Álvarez |
En
relación al tercer eje de las jornadas –la transformación del amor que produce
la experiencia analítica-, encontramos en el Seminario XI de Jacques Lacan, la idea de que al
final del análisis puede emerger la significación de un amor sin límites. Voy a
hacer seguidamente un pequeño recorrido por el último capítulo del seminario,
para tratar de situarla.*
Un amor
sin límites
En el Seminario
XI, Lacan establece las operaciones de causación subjetiva para dar cuenta en
esos momentos de la constitución del sujeto y la producción del objeto. Recordaré tan solo que en la
primera operación, el viviente se aliena al Otro del significante, desaparece
bajo los significantes del Otro, que pasan a representarle. En la segunda, se
separa del Otro del significante, que pasa a ser un Otro deseante, es decir, a
estar barrado. La pregunta del sujeto respecto a este Otro pasa de un “¿qué
quiere decir?” a un ¿qué me quiere? ¿qué objeto soy para él? El sujeto
responderá a dicha pregunta en términos fantasmáticos quejándose, denunciando,
etc., el goce del Otro. El Otro le quiere chupar, devorar, dañar, destruir… En
otras palabras, quiere gozar de él, o lo que es lo mismo, quiere su castración.
El
sujeto, en el análisis tendrá que separarse de ambas figuras del Otro: el Otro del
significante y el Otro planteado aquí todavía en términos de deseo, pero que
más adelante Lacan situará en términos de goce.
Respecto
al primero, el sujeto tendrá que confrontarse a los significantes primordiales
a los que está sujeto, los cuales desconoce. Una vez caídas en el análisis
estas identificaciones ideales que le determinan (S1), se trata de extraer el
objeto a, que la escena fantasmática vela.
El
atravesamiento de la pantalla del fantasma permite desvelar el objeto con el
que el sujeto juega su partida. No se trata del goce del Otro sino del propio.
En esos párrafos, Lacan introduce que “la experiencia del fantasma fundamental
deviene la pulsión” (2). A continuación, se pregunta por ella: “¿Cómo puede un
sujeto que ha atravesado el fantasma radical vivir la pulsión? O lo que es lo
mismo, ¿qué estatuto tiene la pulsión una vez atravesado el fantasma?
Esto
–dice-, solo puede abordarse en esos momentos al nivel del analista, “en la
medida que se le exige haber recorrido en su totalidad el ciclo de la
experiencia analítica” (3). Es este recorrido lo que permite operar el deseo
del analista, que Lacan define en este seminario como el deseo de mantener lo
mas separado posible el plano del Ideal y el del objeto. “Se trata [para
el analista], de llevar la experiencia del sujeto al plano en el cual puede
presentificarse, de la realidad del inconsciente, la pulsión” (4). Allí ya no
es más cuestión del “Otro me hace” sino de un “hacerse uno mismo”.
En la
siguiente página, Lacan plantea que “el amor solo puede postularse en ese más
allá (la cursiva es mía) donde, para empezar, renuncia a su objeto” (5).
De
entrada, el amor requiere de la ley y la castración, es decir, de la operación
de la metáfora paterna, sin la cual no puede “instituirse una relación vivible,
temperada, de un sexo con el otro”. La operación del padre da una versión del
objeto de amor y, de este modo, el amor tiene límites, es limitado.
Pero el
amor –señala Lacan- solo puede postularse más allá de ello: más allá del padre,
del Edipo y de la ley, es decir de lo imaginario y lo simbólico –donde lo había
situado hasta la fecha. Solo después de haberse separado del Otro, “puede
surgir allí la significación de un amor sin límites, por estar fuera de la ley,
único lugar donde puede vivir” (6).
Entiendo
que al final del análisis se puede imaginar, pensar una significación del amor por
fuera de la versión del padre, más allá del inconsciente. Sería un amor que implicaría otra relación con lo real. En este sentido, la noción de un “amor sin límites”, del que habla Lacan en 1964, podría pensarse ya en la línea de la noción de "un nuevo amor" que planteará en los años 70.
(*) Texto
publicado en La carta de aLmor nº 3, boletín electrónico preparatorio de las XI
Jornadas de la ELP, que se celebrarán en La Coruña los días 9,10 y 11 de noviembre
de 2012, con el título: “Un nuevo amor… Destinos del amor en la experiencia
analítica”.
Notas
1. J.
Lacan: El Seminario, libro XI: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis
(1964). Buenos Aires: Paidós, 1987.
2. Ibídem,
p. 281.
3. Ibídem.
4. Op.
cit., p. 282.
5. Op.
cit., p. 283.
6. Op.
cit., p. 284.
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