Kyle of Tongue (Highlands, 1992). Foto de M. Álvarez
Este fin de semana tuvo lugar en Barcelona la XII
Conversación Clínica del ICF en España (1), que tuvo por título y tema “El
final” y contó con cerca de 400 participantes.
La conversación clínica del año pasado, cuyo
material acaba de ser publicado en un libro de la colección ELP-Gredos (2),
había girado en torno a las terminaciones de los análisis y a cómo el
analizante o el analista pueden dar cuenta del final de los encuentros. Este
año la conversación clínica ha dado un paso más abordando la problemática del
final del análisis.
Como plantea el texto de presentación de la
conversación no hay una última palabra del análisis o la palabra del fin, un
análisis termina más bien sobre un imposible de decir. Pero hablar de final
implica que el análisis ha tenido un fin, con el acuerdo o no del analista. ¿Se
puede anticipar un final? ¿Sobre qué se hace y se decide un fin de análisis?
La conversación se organizó en torno a la
presentación y discusión de ocho casos de otros tantos colegas, todos ellos AE
de la ELP y de la Escuela Una: Lucía D'Angelo (1997-2000), Shula Eldar
(1998-2001), Xavier Esqué (2003-2006), Araceli Fuentes y Pilar González (ambas
en ejercicio), Vicente Palomera (1999-2002), Estela Paskvan (2002-2005) y
Antoni Vicens (2008-2011). Y contó con la presencia y animación de
Jacques-Alain Miller en la tarde del sábado y de Marie-Hélène Brousse en la
mañana del domingo. El trabajo se vertebró en cuatro mesas, cuyos ejes de
trabajo fueron: 1) El final, hacia el analista; 2) Saber hacer con… 3) Las
modalidades de goce y lo incurable; 4) Síntoma y fantasma al final.
La animación del debate estuvo a cargo de Guy
Briole y Gabriela Galarraga.
Me limitaré aquí a subrayar algunos de los puntos que me resultaron especialmente interesantes.
Me limitaré aquí a subrayar algunos de los puntos que me resultaron especialmente interesantes.
En uno de los casos, tras varios años de
recorrido analítico, cuando la paciente se comienza a preguntar por el final y
la salida del análisis, un sueño permite situar una identificación al analista
que se piensa podría hacer barrera al fin. Sin embargo, la analizante no ha abandonado
aún el dispositivo y hay tiempo aún para que esa identificación puede
trabajarse.
Para abordar el final de análisis en otros dos
textos –un caso clínico y un testimonio de AE-, J.-A. Miller retomó una cita
del Seminario XXIII, aportada
por Shula Eldar en su texto, donde Lacan se refiere a la historia como “el más
grande de los fantasmas”, una trampa que el pensamiento urde alrededor del
“fuego frío de los fragmentos de real” (3). ¿Cómo encontrar en estos análisis
“esos fragmentos fríos”?
En uno de estos dos textos, la hija interpelaba
en la adolescencia al padre durante la comida, y tras hacerle entrar en cólera,
tragaba y callaba. Esta escena se repetirá en la situación transferencial.
Esos fragmentos de lo real son los restos del
traumatismo, que han quedado fijados, momento de separación entre el cuerpo y
el goce. A partir de entonces, el goce se coloca del lado del Otro, y por
tanto, se va a buscar de su lado. Así, el fantasma es una primera manera de
tratar estos fragmentos, estos trozos de real y ligarlos con un sentido. Pero,
a la vez, es un disfraz pues la orientación hacia lo real en psicoanálisis no
es la orientación en el sentido sino una orientación que lo forcluye.
De este modo, J.-A. Miller puso de relieve que en
el caso citado, la pelea con el padre durante las comidas, pone en juego el
objeto oral y el objeto vocal así como el sentido fantasmático “tragar y
callar”. El padre abre el “para todos”, que el sujeto interpreta “para todos
menos yo” y esta interpretación fantasmática queda fijada de manera dolorosa y
vinculada con un sentimiento de injusticia.
Pero al final del recorrido analítico –señaló-,
se trata de la boca que se come a sí misma, tal y como Lacan retomó de Freud,
quien definió la pulsión en 1905 como una boca que se besaría a sí misma (4).
El padre que monta en cólera testimonia del
efecto de goce de la hija sobre él. En este caso de histeria, se trata de que
el padre goce, que manifieste algo de la vida. Hacer gozar al padre es
algo muy distinto de la historia fantasmática que el sujeto ha tejido.
En otro caso, la analizante cuando está contenta,
se va, tal como señala Lacan respecto a los finales de análisis en las Conferencias en las universidades americanas (5). No se trata aquí de un
análisis que lleva a la producción de un analista. La madre era la pareja del
sujeto a la entrada –señaló Marie-Hélène Brousse- y lo sigue siendo al final,
es decir, el recorrido confirma su posición en la vida, su sinthome. Podemos decir que el
trabajo realizado permitirá al sujeto dejar de estar embarazado por su sinthome sin desembarazarse de él,
lo que constituye un ejemplo interesante de la última enseñanza de Lacan al
respecto, en la que se trata de saber hacer con la propia posición.
En otro caso, cuando el final aparece en el
horizonte, la idea de la separación respecto al analista trae un “estarás sola”
que resuena a una frase que el padre decía al analizante: “Te quedarás sola”.
Eso podría convertirse en un obstáculo para separarse del analista.
El final de análisis conlleva siempre la soledad,
quedarse sola. Sin embargo, se trata de un “sola” distinto del mandato
superyoico que dejaba al sujeto sumido en la desesperación. Este nuevo “sola”
introduce otro matiz: estaré sola con algunos amigos, con mi pareja, con mi
hijo, etc., del mismo modo que en psicoanálisis, en relación a la autorización
del analista decimos “se autoriza de sí mismo… y de algunos otros”. Esa pequeña
frase que se añade introduce una enunciación distinta.
El trabajo sobre el segundo testimonio llevo a un
debate sobre el duelo. Los efectos del duelo no realizado por la madre, muerta
durante los primeros meses de vida del sujeto, dejaron una marca en el cuerpo,
en forma de un fenómeno psicosomático. Este FPS la condenaba a morir. El duelo
que tuvo lugar en el análisis permitió al sujeto separar su cuerpo vivo del
cuerpo muerto de la madre y elegir no morirse.
Cuando se pierde a alguien, lo que se pierde es a
uno mismo como el objeto que fue para el otro. Un duelo –señaló M.-H. Brousse
deshace el nudo: queda el sujeto, los significantes, la imagen, trozos de voz,
etc., pero lo real de la persona ya no está más. Se separa lo que anuda
el sinthome.
Hay una diferencia entre el sujeto, el objeto y
lo vivo, aquello que en el parlêtre
tiene que ver con lo reprimido fundamental.
El final de análisis implica que aquel que ha
hablado y ha sido escuchado, puede finalmente escucharse desde donde el Otro
escucha. En la transferencia del hablar al escribir se produce una letra. A partir
de ahí, la apuesta del pase será que el cartel pueda leer algo.
El último caso al que me referiré permitió ver lo
que ocurre cuando la palabra de una mujer encarna para un hombre el superyó. El
hecho de creerla, de creer en La mujer, puede ser un verdadero obstáculo para
acallar a la mujer que vocifera y constituir un obstáculo para el análisis.
M-H. Brousse hizo referencia a la definición que
hace Lacan en RSI (6) cuando
dice que una mujer es un síntoma para un hombre, y que en ese sentido él cree
en ella (“y croit”), porque en el síntoma se cree (“on y croit”).
En el seminario, Lacan diferencia entre “croire”, "creer", y “croire à”, "creer en". No es lo mismo “creer”, en el sentido de tener
algo por verdadero, por ejemplo, “creer una historia”, que “croire à”, que
implica adhesión a algo, tener algo por real o por posible, por ejemplo, “creer
en el inconsciente”.
Creer en el síntoma (“croire à”)
quiere decir creer que el síntoma es capaz de decir algo y que para ello hay
que descifrarlo. A este respecto, la forma "y croire", "creer en eso", solo es un reforzamiento que permite la lengua francesa.
Hay una diferencia manifiesta entre creer en el
síntoma (“y croire”) y creerlo (“le croire”), es decir, creer en su contenido,
tenerlo por verdadero. Esto establece la diferencia entre neurosis y psicosis.
En la psicosis, el sujeto no sólo cree en las voces de su alucinación, sino
que, muy especialmente, las cree, les da una significación unívoca.
Respecto a una mujer, Lacan dice que “se la cree” (“on la
croit”). Y que esto hace de tapón a creer en ella
(“y croire”), a hacer de ella un síntoma. Creer que hay una, lleva a creer en la especie y, entonces, en La mujer que no existe. Pero
se trata de saber -plantea Lacan- si para creer en ella, para hacer de ella un síntoma (7), no hay mejor medio que creerla.
Que un hombre crea a una mujer no implica que pueda hacer de ella un síntoma, es decir, que crea en ella. En el caso mencionado, al
final del recorrido analítico, el analizante vuelve a elegir a la misma mujer,
pero desde otra posición, lo que permite que ella devenga un síntoma para él.
Para finalizar, solo añadir que la conversación
estuvo precedida por un intenso trabajo preparatorio en dos vertientes. Por un
lado, queremos destacar la labor de investigación de la comisión bibliográfica,
coordinada por Félix Rueda, sobre el tema del final de análisis en la enseñanza
de Jaques Lacan (en el seminario, los escritos y las conferencias).
Por otro, la preparación de la conversación contó
con una novedad en la vertiente del habitual trabajo on line. Esta vez la comisión de organización tuvo la excelente
idea de proponer a distintos colegas que comentaran con brevedad y precisión, a
modo de flash (término que dio
nombre a esta modalidad de comentario), algún párrafo escogido de Jacques Lacan
sobre la problemática del final del análisis. Contamos así con veintidós
precisas aportaciones de otros tantos colegas. Todo ello ayudó a preparar la
conversación y ha colaborado en el éxito de la misma.
Notas
1. Celebrada en el Hotel Majestic de Barcelona
los días 3 y 4 de marzo de 2012.
2. VVAA: Terminaciones de análisis. Conversaciones clínicas con Jacques-Alain
Miller. Madrid: Gredos, 2012.
3. Lacan, Jacques: El Seminario XXIII: El sinthome. Buenos
Aires: Paidós, 2006, pp. 119-122.
4. Freud, Sigmund: “Tres ensayos de teoría
sexual”. En: Obras Completas,
vol. VII. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1984, p. 165.
5. “Un análisis no puede ser llevado demasiado lejos. Cuando el analizante piensa que es feliz en la vida, ya basta”, en: Jacques Lacan, Conferencias y conversaciones en las Universidades americanas, noviembre de 1975. Inéditas.
6. Lacan, Jacques: RSI. Clase del 21.1.1975. Inédito.
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