Hay distintas obras que toman como eje la cuestión del temor o el horror ante el envejecimiento. Se me ocurren ahora los ejemplos clásicos del Fausto (1790) de Goethe, o de cien años después, El retrato de Dorian Gray (1890), de Oscar Wilde.
En ambos casos la aparente detención del envejecimiento es el resultado de un pacto con fuerzas oscuras y tiene un coste muy alto para cada uno de los protagonistas
En particular, la novela de Wilde ilustra bien que la ilusión de juventud que Dorian tiene respecto a su imagen se mantiene a costa de lo que segrega de sí y no desaparece sino que se refleja, retorna, en su retrato, que se vuelve al final monstruoso -por esa mismo rechazo previo.
Acabo de ver la película La sustancia, de la directora francesa Coralie Fargeat, mezcla de géneros: casi-ciencia ficción y gore.
La obra aborda el deseo de evitar, de revertir, el proceso natural de envejecimiento por parte de una bailarina, otrora famosa, pero a la que ya nadie contrata por considerarla mayor.
Sabemos que en el caso de las mujeres. la "mirada social" (esa mirada que construimos entre todos y cada uno) ante su envejecimiento puede ser más dura, discriminatoria y, por tanto, injusta; llegando el caso, en especial en el caso de oficios como los de actriz o modelo, que puede suponer el final de su carrera, sin que ello guarde relación alguna con su valía.
La protagonista de La sustancia -representada doblemente por Demi Moore como bailarina madura y Margaret Qualley como bailarina joven- realiza un pacto con unos enigmáticos científicos para recobrar la juventud y volver a captar la admiración del público.
La trama y el desenlace de la obra constituyen una singular metáfora del precio a pagar cada vez que, de una manera u otra, no aceptamos las distintas castraciones, es decir, los límites imposibles de superar a los que la vida nos enfrenta en general, en este caso, a la pérdida de la belleza de la juventud.
Como en la vida de Wilde, el ideal de perfección buscado enseña entonces su rostro más terrible.
La ficción es más que exagerada, sí: es gore, como dije al inicio -como se decía antes en algunos momentos "de casquería". Pero sirve para ilustrar , a pesar de sus excesos fantasiosos, la locura actual de querer a toda costa seguir siendo joven, o al menos de parecerlo, a través de distintos "como sí", ya competan al plano de la imagen o de la conducta.
La sociedad capitalista actual se sirve para ello de los avances técnicos y de las distintas posibilidades que la época permite. Y así obvia o, como mínimo, banaliza la cuestión. Y cierra el debate diciendo: Si se puede, ¿por qué no? ¿A quién le importa? Somos libres.
Pero, ¿qué es lo que se puede? ¿Qué es posible? ¿Vivir "como si..."?
En psicoanálisis, consideramos que lo posible deseable es un resultado de aceptar el imposible, de poder hacer algo con él, sin negarlo u obturarlo. Es decir, un posible que el sujeto pueda asumir cuando tenga que entrar en el cuarto desde donde, como a Dorian, le mira el cuadro real.
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