lunes, 21 de noviembre de 2016

SOBRE LA ESCUELA COMO INSTRUMENTO DE FORMACION

Presentación de la candidatura al Consejo de la ELP, Madrid, 19 de noviembre de 2016



Palabras de presentación de mi candidatura al Consejo de Administración de la ELP para el periodo 2016-2020

En  el momento de fundar su escuela, Lacan se refirió a ella como un refugio contra el malestar en la civilización. No dijo de la civilización, como si esta última fuera algo ajeno a los analistas. Él se refirió a nuestro malestar en esa civilización de la que formamos parte, que eyecta su propio real desconocido, fuente de malestar. Ese malestar al que cada uno contribuimos, por otra parte, en tanto el empuje de la pulsión es constante.
Entonces, entiendo que el término “refugio” no se refiere aquí a un amparo frente a ningún peligro externo, sino frente a lo más éxtimo: al real que cada época de la civilización, cada sociedad, cada grupo produce, también el analítico, en tanto no hay el Analista.
La escuela sería un refugio  en tanto constituiría un instrumento posible para hacer algo con dichos malestares, para subvertirlos y volverlos productivos. 
La escuela como instrumento de formación no está referida solo a su dimensión epistémico-clínica, sino fundamentalmente a su dimensión operativa para mantener abierta la relación con la causa -si consentimos a servirnos de ella, pues exige de nosotros una toma de posición activa. Mantener abierta dicha relación es la única manera de hacer existir el discurso analítico que nos sostiene y, también, nos da su marco, es decir, unos límites o condiciones para que una acción pueda ser llamada analítica.
Esta acción, estas acciones posibles son a inventar, cada vez. Pues en relación a la causa, la experiencia encuentra sus limitaciones. Ningún recorrido, ninguna experiencia previa sirve de garantía. La dimensión de lo ya sabido tiene un valor pero es insuficiente por sí sola para afrontar los nuevos retos producidos por los cambios en la civilización. Esa dimensión de la experiencia como elaboración del pasado queda reducida a saber muerto, pura inercia, si cerramos, si no mantenemos abierta la dimensión de la experiencia misma, que siempre nos confronta con algo nuevo, con lo no-sabido. Ella nos da la oportunidad de poder elaborar un nuevo saber más apropiado al momento, saber o saberes siempre a venir.
Apostar por lo nuevo, consentir a ello, es necesario para hallar soluciones inéditas a los nuevos problemas y no caer en la pura y dura repetición, o en la tendencia estructural al grupo o al aislamiento fantasmático, o para no dejarse ir a la salida cínica de saber de qué va la cosa y dejar de ser incautos de lo real… Maneras todas ellas de ceder en relación a dicha causa.
Para mí, la escuela, pensada así, es una dimensión importante y necesaria. Formar parte de ella, implicarme en sus distintas tareas, responsabilizarme de ella es responsabilizarme de mi formación. Pensar en la política del psicoanálisis, tomar decisiones, aunque sean pequeñas, pensar yo sola pero también con otros, dejarme ayudar por lo que a veces yo no he pensado pero otros sí, o por lo que puedo pensar junto a los otros, poniendo a producir los acuerdos, pero también los desacuerdos, las ideas pero también el malestar, todo ello me ayuda a trabajar mejor en psicoanálisis y por el psicoanálisis. Incluso me ayuda a vivir mejor.
Por eso tiendo a implicarme de distintos modos en las tareas de la escuela: ello me ayuda a mantener abierta la relación con la causa y aunque dichas tareas puedan puntualmente cansarme, fundamentalmente lo que para mi se juega en ellas me vivifica, me da ligereza.
Si bien, no es una tarea exclusiva del Consejo, en tanto considero que la política del psicoanálisis tiene que estar presentes en toda decisión tomada en el seno de esta última, por mínima que sea, considero que el Consejo de la Escuela es uno de los lugares donde pensar lo que conviene al psicoanálisis y a la escuela, la mejor política en cada momento en relación a ellos, está más presente.
Por ello, desde este deseo de mantener abierta esta relación con la causa necesaria para sostener el discurso analítico, en la consulta y en el mundo, que presento mi candidatura ahora al Consejo de la ELP ante ustedes, mis colegas, ante la asamblea de miembros.
Y desde ahí, pido a cada uno su confianza y su voto. Gracias.
* Presentación de candidatura al Consejo durante la asamblea de la ELP, celebrada en Madrid el 19 de noviembre de 2016. No es la primera vez que entro a formar parte del Consejo de la ELP, pero es la primera vez que lo hago por votación de la asamblea. 

Había formado parte de él por cargo, como secretaria de la ELP, es decir, por estar en el Directorio de la escuela, bajo la presidencia de Xavier Esqué, durante el periodo 2006-2008, es decir, justo hace diez años.
Ello constituyó una experiencia muy importante en mi formación.
Ahora, entro como consejera por cuatro años, y lo hago de otra manera y en otro lugar, con otra experiencia pero con las mismas ganas.
Me tocará trabajar con otras presidencias, en primer lugar la de Enric Berenguer, nuevo presidente electo en esta última asamblea para los dos próximos años. 
También empiezo a trabajar con nuevos colegas, lo que me interesa especialmente. Aunque lamento también que algunos colegas excelentes dejen ya el Consejo, si bien ello es necesario para mantener la lógica del deseo de la escuela, sostenida en la permutación necesaria de las instancias.
Estoy contenta ante esta oportunidad nueva de hacer una nueva experiencia de la escuela, que espero sea fructífera para la escuela, para mis colegas y para mí.
No es la primera vez que entro a formar parte del Consejo de la ELP, pero es la primera vez que lo hago por votación de la asamblea. 
Había formado parte de él por cargo, como secretaria de la ELP, es decir, por estar en el Directorio de la escuela, bajo la presidencia de Xavier Esqué, durante el periodo 2006-2008, es decir, justo hace diez años. 
Ello constituyó una experiencia muy importante en mi formación.
Ahora, entro como consejera por cuatro años, y lo hago de otra manera y en otro lugar, con otra experiencia pero con las mismas ganas.
Me tocará trabajar con otras presidencias, en primer lugar la de Enric Berenguer, nuevo presidente electo en esta última asamblea para los dos próximos años. 
También empiezo a trabajar con nuevos colegas, lo que me interesa especialmente. Aunque lamento también que algunos colegas excelentes dejen ya el Consejo, si bien ello es necesario para mantener la lógica del deseo de la escuela, sostenida en la permutación necesaria de las instancias.
Estoy contenta ante esta oportunidad nueva de hacer una nueva experiencia de la escuela, que espero sea fructífera para la escuela, para mis colegas y para mí. 

No es la primera vez que entro a formar parte del Consejo de la ELP, pero es la primera vez que lo hago por votación de la asamblea. 
Había formado parte de él por cargo, como secretaria de la ELP, es decir, por estar en el Directorio de la escuela, bajo la presidencia de Xavier Esqué, durante el periodo 2006-2008, es decir, justo hace diez años. 
Ello constituyó una experiencia muy importante en mi formación.
Ahora, entro como consejera por cuatro años, y lo hago de otra manera y en otro lugar, con otra experiencia pero con las mismas ganas.
Me tocará trabajar con otras presidencias, en primer lugar la de Enric Berenguer, nuevo presidente electo en esta última asamblea para los dos próximos años. 
También empiezo a trabajar con nuevos colegas, lo que me interesa especialmente. Aunque lamento también que algunos colegas excelentes dejen ya el Consejo, si bien ello es necesario para mantener la lógica del deseo de la escuela, sostenida en la permutación necesaria de las instancias.
Estoy contenta ante esta oportunidad nueva de hacer una nueva experiencia de la escuela, que espero sea fructífera para la escuela, para mis colegas y para mí. 


No es la primera vez que entro a formar parte del Consejo de la ELP, pero es la primera vez que lo hago por votación de la asamblea. 
Había formado parte de él por cargo, como secretaria de la ELP, es decir, por estar en el Directorio de la Escuela, bajo la presidencia de Xavier Esqué, durante el periodo 2006-2008, es decir, justo hace diez años.
Ello constituyó una experiencia muy importante en mi formación.
Ahora, entro como consejera por cuatro años, y lo hago de otra manera y en otro lugar, con otra experiencia pero con las mismas ganas.
Me tocará trabajar con otras presidencias, en primer lugar la de Enric Berenguer, nuevo presidente electo en esta última asamblea para los dos próximos años. 
También empiezo a trabajar con nuevos colegas, lo que me interesa especialmente. Aunque lamento también que algunos colegas excelentes dejen ya el Consejo, si bien ello es necesario para mantener la lógica del deseo de la escuela, sostenida en la permutación necesaria de las instancias.
Estoy contenta ante esta oportunidad nueva de hacer una nueva experiencia de la escuela, que espero sea fructífera para la escuela, para mis colegas y para mí. 

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